Agosto 08 del 2020
Mi primera vez.
Empieza a popularizarse el concepto de audio 8D, un tipo de sonido envolvente que genera la sensación de inmersión más realista que se ha conseguido hasta la fecha. Poco a poco crecen las grabaciones de artistas populares, codificadas bajo esta tecnología, que se basa en los conceptos de holofonía, en desarrollo desde los años ochenta. La magia de los algoritmos permite que un sistema estéreo pueda brindar sonido tridimensional, así lo que recibe el cerebro es la sensación de que cada sonido proviene de un lugar físico diferente, como si estuviéramos en medio de ellos.
Hemos estado investigando el tema, y es una variante muy interesante para generar experiencias en estos momentos de confinamiento, y así salir de lo habitual y sorprender al consumidor con una experiencia distinta en su casa.
Conocemos algo de esto y ya hace algunos años lo utilizamos. Es más, nuestra primera actividad BTL tuvo algunos puntos de contacto con esto que hoy está tan de moda. Con ocasión del lanzamiento, hace ya ochos años, de la película La vida de Pi, nos solicitaron una experiencia inmersiva, que saliera de lo común, que volviera a los transeúntes de un centro comercial protagonistas de la película, y fue así que, luego de pensar mucho, y de muchos nervios ya que era nuestra primera acción BTL, decidimos construir una cabina insonorizada, que ubicamos en un centro comercial, frente a las salas en donde sería exhibida la película. La gente ingresaba a la cabina y podía tener una idea muy próxima de lo que se siente cuando un tigre furioso camina a su alrededor. Desde luego, nuestro enfoque no se basaba en algoritmos como ahora, sino en un sistema de bocinas 5.1, cuidadosamente ubicadas, y la ejecución de 3 pistas que se lanzaban en forma independiente cada una sobre un set de parlantes, para generar una sensación que volvía mucho más real la simple producción de sonido envolvente de la época. Es decir, construimos una experiencia de audio 8D de manera artesanal.
Pudimos conectar correctamente la experiencia con la estrategia de promoción; una vez que la persona salía de la cabina, le tomábamos una foto y le enviábamos a su correo el afiche de la película, en la que su rostro sustituía al del protagonista del filme. Esa sustitución la hacíamos a mano, con un diseñador en tiempo real, para garantizar la calidad del afiche enviado. Posteriormente, quienes lo compartían con un hashtag ganaban entradas para la película.
¡Todo esto hace 8 años!
En resumen, creo que independientemente del lugar, la tecnología hoy nos permite activar sensorialmente al consumidor donde quiera que esté. Solo hay que analizar lo que tenemos alrededor e integrarlo en forma correcta, tal como lo hicimos con Life of Pi. Todo estaba allí, y solo había que juntar las partes.
Y sobre todo luchar contra nosotros mismos. En Life of Pi nos decían “la experiencia es muy larga la gente no va a esperar”, “la gente no va a compartir luego la foto”; pero ninguna de esas profecías se cumplió. La gente no solo hacia la fila de media hora para participar, sino que muchas veces la repetía, y el tráfico en redes fue mucho más alto que la expectativa inicial del cliente.
¿Quién asegura que hoy no se puede realizar una experiencia sensorial para su cliente utilizando solo su celular y unos audífonos? ¿Qué lo impide? Quizás, el principal impedimento es nuestro propio miedo a probar algo diferente.
Luego de Life of Pi utilizamos el mismo recurso para varias marcas, pero como toda primera vez, no olvidaremos jamás a Life of Pi y los aprendizajes que nos dejó. Y a ti Lorena Panesso, la cliente que se jugó por un equipo de locos sin experiencia, tampoco te olvidaremos. Te aseguro que, como cada vez que te encuentro, te repito: ¡Gracias!
PD: Aquí el videocaso de éxito que realizamos en aquellos días, igual de casero que nuestro invento.
Increíble es ver que después de 8 años siguen haciendo cosas sorprendentes !!! Felicidades
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