¿Qué es ser independiente?
Escrito por: Gonzalo Lamboglia
¡Hola Amigos!
Les cuento que hace unos días en el marco del evento Referentes Tomilli 2023, fui invitado por los chicos de TopFice como speaker en el foro “Ser Independiente”, un lindo evento realizado en el Hotel Hyatt de Bogotá.
La idea era junto a otros cuatro colegas de distintos lugares de Latinoamérica, dar nuestro punto de vista y responder a la pregunta ¿qué es ser independiente?
Ante la proximidad del evento, un día quise hacer el ejercicio en mi mente de qué respuesta podría dar a esa pregunta y me sorprendió mucho darme cuanta de varias cosas…
- Ser independiente no es ser alguien que trabaje solo.
- Ser independiente no es ser emprendedor.
- Ser independiente, y en el tema particular en el que estaba contextualizada la pregunta, ser una agencia de las llamadas independientes creo que es más una filosofía.
Una filosofía que debe vivirse como valores dentro de la misma.
Definido esto, me puse a escribir sobre valores, formas, desafíos y logros que diferenciaban a los que nos llamamos independientes de lo que nosotros mismos llamamos corporaciones; y me di cuenta de que no había una línea clara que me ayudara a dividir los unos de los otros.
En ese momento medio frustrado llegó a mí un recuerdo y logré con un ejemplo, dar claridad a la pregunta en cuestión.
Ser independiente es ser el retador en una pelea de boxeo, ser independiente es ser como Alfredo…
Mohamed Ali tenía (porque se lo había ganado a pulso) todo el confort y el glamour de ser el campeón del mundo de boxeo de la época. Para los más jóvenes y con un ejemplo más contemporáneo, Ali en los setenta era Messi; sin duda uno de los deportistas más reconocido en el mundo.
Pero 977 no era lo que había sido, mantenía su magia parte por su todavía gran capacidad, pero también hacia valer el prestigio forjado por una carrera exitosa.
Ahora, ¿conocen a Alfredo Evangelista? Si no son eruditos en el tema de boxeo seguramente no…
Alfredo Evangelista fue un uruguayo que, con solo 22 años, y 14 peleas profesionales, retó a Ali por el título del mundo de la categoría Estrella del Boxeo.
La pelea se pactó para el 16 de mayo de 1977. Los especialistas de la época estaban entre sorprendidos e indignados, creían que Alfredo no era rival para el Dios del Boxeo. Tanto así que el New York Times invitó al público a no acudir al combate porque Alfredo iba a ser presa fácil para los puños del campeón; las apuestas estaban 57 a 1 a favor de Ali.
Ali – más rápido, más potente, más alto, más preciso, más carismático, más boxeador- dominó la pelea e hizo show durante los primeros seis rounds, burlándose de Evangelista y bailoteando en el ring. Estaba convencido de que aquel joven le duraría lo que él tuviera ganas.
Pero en el séptimo round, Alfredo logró combinar algunos golpes que impactaron en el rostro del campeón, que era el mito, era el más grande, era el boxeo en sí mismo, pero como les comenté él ya no era él.
Alfredo -más lento, menos potente, más bajo, menos preciso, más pesado y menos boxeador- tampoco era aún el que podía llegar a ser, ( y luego fue 7 veces campeón de Europa), pero aguantó los quince asaltos de pie con su determinación de nunca dar un paso atrás.
Ali y el público se encontraron con un peleador tremendo, que replicaba cada golpe y absorbía los puños del rey. La campana y el abrazo final de la leyenda al retador marcarían un antes y un después en la vida de Alfredo, quizás mucho más que los USD 100.000 que ganó por la pelea.
¿Quién ganó la pelea? Sí, la ganó Ali, aunque fue abucheado por más de 12.000 personas…
Ningún juez del mundo se atrevería a quitarle el trono al campeón si no era noqueado por el retador…
Tuve el honor de conocer a Alfredo, pasaba sus vacaciones a menudo a unas cuadras de mi casa y paraba en un bar, donde algunos jubilados todas las tardes tomaban caña. Junto al bar había un pequeño potrero donde los niños del barrio jugábamos fútbol y a menudo le decíamos “Don Alfredo cuéntenos de la pelea”; él con un orgullo que no le cabía en el pecho siempre nos contaba con lujo de detalles la misma, y yo siempre esperaba ese momento cuando decía…
“Y en el séptimo round le pegué dos derechazos, y él se conmovió, se alejó de mí y comenzó a bailar; y yo me iba sobre él y él se alejaba de mí”
“Y yo le decía – vení, vení y pelea conmigo”.
“Y él se alejaba de mí”.
Siempre sus amigos, los otros “viejitos” acodados en la barra del bar lo molestaban y le decían “pero Alfredo perdiste”, y él le contestaba siempre, “yo no perdí, cómo voy a perder si él no quiso pelear conmigo”.
¿Por qué soy independiente?
Porque en la pelea de la vida, siempre voy a preferir ser Alfredo, siempre voy a preferir una buena pelea que enriquezca mi historia, a una victoria basada en los laureles del pasado que quizás, no deje nada que contar.